“Entonces dijo Esaú: He aquí
yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob:
Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.”
Génesis 25:32-33
Ésau regresaba de casar
exhausto y hambriento. Por lo tanto, nada era más importante que una buena
comida y un sueño reparador en comparación con algo tan remoto con una futura
herencia.
Todos pasamos momentos en que
el estrés y los problemas nos hacen ignorar las cosas importantes de nuestra
vida como la familia o la iglesia
A veces preferimos trabajar,
quedarnos descansando o hacer cualquier tipo de actividad, y posponemos ir a
congregarnos.
Otros días nos dormimos sin
orar, pasamos días sin leer la biblia por el cansancio o por ver algo en la
televisión.
En ocasiones preferimos
ganarnos un centavo más trabajando que pasar tiempo de calidad con Dios.
En esos instantes terminamos
cambiando nuestra bendición y nuestra herencia por un simple plato lentejas.
Recuerda que el enemigo quiere distraerte de las cosas se Dios ofreciéndote un
placer, logro o diversión temporal a cambio tu bendición
No lo hagas!! no trafiques el
destino que Dios te dado por alguna gratificación momentánea, sé fuerte y
resiste. Tu bendición y tu herencia espiritual son más importantes que
cualquier otra cosa
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