Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación,
del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego
en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y
temerán, Y confiarán en Jehová.
Salmos 40:1-3 RVR1960
Ay! Como duele esperar. Creo
que la mayoría de nosotros no tenemos la hermosa cualidad de esperar
pacientemente, por lo general nos desesperamos al no ver una respuesta rápida,
nos frustramos y hasta nos enojamos.
Pero ¿Qué pasa cuando a Dios
se le ocurre la idea de mantenernos en la Sala de Espera?
Estar en la Escuela de la
Espera de Dios es difícil en el sentido que a ninguno de nosotros nos gusta
esperar tanto por algo que queremos recibir. .
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