martes, 11 de octubre de 2016

Esperanza para un Árbol



Marchito y muriendo. La duda, el miedo, la incredulidad y la cubierta del corazón y de la mente como una mortaja de la muerte. Lágrimas, suspiros, llanto, preguntas, ira, frustración, ninguna promesa de un final feliz, no hay salida, no hay manera de ganar. La vida puede hacer que nos sintamos así a veces. Pero como Creyentes nacidos de nuevo hay algo vivo dentro de nosotros que a veces no reconocemos. Algo que puede levantarse contra la presente oscuridad sofocante. Algo que se niega a ceder, derribarse, o darse por vencido. Es la presencia preciosa del Espíritu de Dios. Sólo un momento en Su presencia es todo lo que ustedes necesitan para reactivar su corazón de nuevo, volver a encender el fuego, para que puedan avivar el don que ahora permanece latente. Sólo un momento en la relajante, calmante, tranquilizadora presencia de Cristo se mueve sobre usted como por un navío humano, a través de la palabra escrita, o por medio de las cepas melodiosas de una ungida canción góspel. Sólo un movimiento del Espíritu Santo es todo lo que necesita. Y entonces, no importa qué tan bajo en la vida como Creyente puede haber sido llevado, la esperanza le impulsa dándole fuerza y energía, estimulando la fe, tranquilizando con Gracia y Poder Sobrenatural. ¡Oh, Señor tócame de nuevo, una vez más, hoy! 
Job 14: 7 y 9 Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva.

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