jueves, 27 de octubre de 2016

Verdadera Prosperidad



Las Escrituras declaran claramente que Dios desea bendecir a Su pueblo. No hay duda de que el grupo de personas que han elegido a Cristo como Su Salvador son un pueblo distinto, un pueblo especial, un pueblo elegido. Su primera responsabilidad es exhibir y declarar a Cristo a un mundo perdido y moribundo. Para que esto ocurra, la Obra transformadora del Espíritu Santo debe conformarlos a la imagen de Cristo. Esto se hace cuando el Creyente mantiene la Fe sencilla en Cristo y la Cruz. Hay verdadera prosperidad del alma cuando la evidencia de la vida de Cristo en nosotros aumenta y la imagen del hombre que solía ser, disminuye. La verdadera prosperidad del alma se produce por Justicia y verdadera Santidad es experimentada, manifestada y proclamada. Este es el tipo de persona que no será expulsado por las bendiciones temporales. Cuando las posesiones terrenales importan menos que pasiones celestiales y las bendiciones no son nuestro objetivo, entonces el Creyente experimenta la verdadera prosperidad, esta no será tropezada por un aumento en su estado financiero o económico. La verdadera prosperidad del alma abre la oportunidad para que Dios bendiga a Su pueblo en cada capacidad que Cristo murió para ofrecer.

3 Juan 1: 2 - Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

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