La práctica de la oración diaria es muchas
veces un ejercicio de gran paciencia. Al igual que el agricultor que siembra
una semilla y espera obtener una cosecha meses más tarde, la oración podría ser
vista como la siembra de deseos que madurarán a una cosecha en algún momento en
el futuro en el calendario de Dios. El hecho de que no veamos una respuesta
inmediata, una respuesta rápida, o una respuesta en fracción de segundos en lo
que respecta a nuestra petición, no significa que Dios ya no ha puesto las
cosas en movimiento para responder a nuestra oración. Hemos de creer, que si
pedimos alguna cosa conforme a Su Voluntad, Dios se encargará de supervisar
nuestra solicitud hasta que llega el momento de llevar la petición a la
condición de ser contestada. Así que nunca hay que cansarse cuando la demora
parece la orden del día. Hay que seguir creyendo, incluso cuando nuestros
corazones se están rompiendo y la incredulidad como un lobo hambriento mantiene
llamando a la puerta a nuestra mente. ¡Hemos de seguir pidiendo! ¡Vamos a
continuar con nuestra súplica! ¡Vamos a continuar perseverando en la paciencia
de la oración! Debemos recordar siempre a nuestra mente que tenemos
garantizado, en la autoridad de la Santa Palabra de Dios, que Él responderá en
Su Tiempo.
Lucas 18: 7 ¿Y acaso Dios no hará justicia
a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario