martes, 25 de septiembre de 2018

NO SE TE OCURRA DESCONECTARTE





El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada. 
Juan 15:5

Alejarse de Dios y de la iglesia es peligroso.
Al “adormecernos" espiritualmente, comenzamos a descuidar las cosas que son importantes. Bajamos la guardia; descuidamos el timón de nuestro barco y antes de que nos percatemos de lo que está sucediendo, acabamos naufragando y ahogándonos en el pecado y en la ruina.

A lo largo de mi vida como pastor, he visto a muchas personas en esta situación; y he sido testigo de cómo sus vidas y las de su familia han llegado a la destrucción total por haberse alejado de los caminos de Dios.

Esto es lo que sucede por lo general cuando la gente se aleja de la iglesia.

PRIMERO TU CONCIENCIA SE ENTUMESE.
Cuando te alejas de la iglesia, comienzas a ignorar la voz de su conciencia. Al comienzo, tu espíritu te da alarmas, haciéndole saber que algo no anda bien. La conciencia le envía un mensaje, y luego otro, pero sigues justificando lo que haces y hacia dónde está yendo.

Luego no le hace caso a las advertencias y poco a poco, desensibilizará tu conciencia de tal manera que ya ésta no te molestará más.
Te apartaras de la voluntad de Dios e iniciaras una vida de pecado.
En esos instantes comienzas a vivir negándote a ver la realidad; y si tú conciencia o la gente te molesta, entonces racionalizaras y justificaras tu conducta.

SEGUNDO TU VIDA QUEDARA EN RUINAS.
Hay una consecuencia final como producto del alejamiento de Dios. Usted convierte a su vida en un naufragio. El proceso de alejamiento le llevará más y más lejos de donde debiera estar, hasta el punto de no querer regresar.
En ese punto, usted habrá perdido su sentido de dónde se encuentra espiritualmente. Ya no oye la voz de Dios ni siente Su presencia y terminará por vivir una vida vacía y llena de dificultades.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario