Lucas . 24.27 «entonces les fueron abiertos los
ojos, y le reconocieron; más él se desapareció de su vista. Y se decían el uno
al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el
camino, y cuando nos abría las escrituras?»
(Luc.24.31-32) ¿No te encanta este
versículo? Sabían que estaban con Jesus por el fuego que ardía en su interior.
Dios te revela su voluntad poniendo una antorcha encendida en tu alma. Dio
fuego a Jeremías por los corazones endurecidos. Dio a Nehemias fuego por una
ciudad olvidada. Encendió a Abraham por una tierra que nunca había visto. Puso
fuego en Isaias con una visión que no pudo resistir. Cuarenta años de predica
infructuosa no extinguieron el fuego de Noé. Anótalo: ¡Jesus viene para
encenderte! El va como una antorcha de corazón a corazón para calentar lo frío
y descongelar el hielo y revolver las cenizas. Viene a quitar la infección e
iluminar tu sendero.
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