“Respondiendo
el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra... Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor;
hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:35,38)
PASAJE
COMPLEMENTARIO: Josué 22:4-6
La
mujer fue diseñada por Dios para jugar un papel definitivo y trascendental en
la sociedad; con ella, se completa la creación y la obra universal satisface
las expectativas de su propio Autor.
Todo
fue dado para que la mujer, al lado del varón, co-administrara el mundo con
excelencia y toda labor que emprendiera, resultara bien. Sin embargo, no ha
sido así con la empresa más importante que Dios le dio: su propia vida.
La
mujer no está teniendo éxito en ser feliz, mucho menos en proporcionar
felicidad a otros. Lo anterior obedece a una razón: La felicidad es una
provisión que Dios pone a disposición de la mujer todos los días, pero queda
sujeta a una elección suya. La decisión de ser feliz sólo puede tomarla ella
misma y nadie más. Muchas mujeres de fe lo comprendieron y eligieron como
María, lo mejor: Obedecer y servir fielmente a Dios.
Sus
vidas alcanzaron todo lo que desearon:
•
SARA: Escogió creerle a Dios. A pesar de ser estéril y anciana, ella creyó que
Aquel quien le había prometido un hijo, era Poderoso y Fiel para cumplirlo.
Así, recibió fuerzas para concebir y dar a luz, convirtiéndose en madre de
multitudes, la madre del pueblo de Dios.
•
RUT: Escogió amar, conocer y serle fiel al único y verdadero Dios, rompiendo
sus esquemas, paradigmas y ancestro cultural pagano; aunque esto significaba
dejar su tierra, su familia, sus costumbres, para ir a una tierra extraña, a
cuidar la vejez de una pobre anciana. Pero su decisión no pudo ser mejor, pues
el camino que ella eligió traía incluidas preciosas bendiciones que llenaron su
vida de muchos privilegios y gran felicidad.
•
MARÍA: Tomó la decisión más acertada al creerle a Dios y aceptar los planes que
había trazado con su vida, aunque esto significara dificultades o peligros. Sabía
que el Dios de Israel, la había escogido para un propósito supremo que
representaría la salvación para toda la humanidad. La alegría y gratitud que
experimentó esta mujer, fueron mayores que cualquier temor.
HABLEMOS
CON DIOS
“¡Qué
gran enseñanza recibo hoy Señor! Te pido con todo mi corazón, que me des la
sabiduría y el poder para elegir lo mejor siempre, a Ti”
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