lunes, 31 de agosto de 2015
"Migas de pan"
Algunos
Cristianos parecen pensar y enseñar que la única vez que la fe es genuina es
cuando el creyente no experimenta ningún problema, no hay adversarios, y no hay
obstáculos. Sin embargo, permítanme discrepar. La verdadera fe tiene que ser
probada para ser demostrada genuina. La verdadera fe mantiene su curso, incluso
cuando lo que se esperaba no concluye de la mejor manera. La Fe Honesta ve
derrota a los ojos y dice: "Sigo creyendo lo que creía antes." La fe
genuina es escrita por el Señor, y no por mecanismos tontos del hombre, y hace
su hogar en las profundidades del corazón del creyente. Incluso aunque no se
puede ver con el ojo natural, la fe mantiene una sustancia viable en el
espíritu. Esa creencia camina hacia lo más profundo, se levanta contra la
oposición y dice: "De alguna manera yo sé, que yo sé que lo que creo es
verdad.” La fe se evidencia y mantiene, incluso en la estela de fracaso, es la
prueba de la verdadera fe. La fe verdadera dice como aquellos tres famosos
hebreos, sabemos que nuestro Dios puede librarnos, pero si por alguna razón
desconocida Él no lo hace, todavía creemos en su poder liberador. ¡La fe
genuina se niega a ceder, incluso en la cara aparente de la derrota! Daniel 3:
17-18 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego
ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. (18)Y si no, sepas, oh rey, que no
serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
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