martes, 15 de marzo de 2016

Que siempre se entienda:


El yo no puede mejorar al yo. ¡Es imposible!
Aunque el yo definitivamente necesita ser mejorado, sólo puede ser llevado a cabo mediante el Poder y la Persona del Espíritu Santo.
¿Y cómo le llevamos a Él a que lleve a cabo esta obra necesaria en nuestros corazones y vidas, lo cual, de hecho,  es el desarrollo del "Fruto del Espíritu" (Gálatas 5:22-23)?
Déjenos decirlo de nuevo:

Uno no puede llegar a un acuerdo con el pecado, no en ninguna capacidad. Debe ser total y completamente derrotado y extinguido de nuestras vidas, tipificado aquí por los pies de los guerreros de Dios siendo puestos en los cuellos de estos enemigos.
¿El método? Sólo hay uno.
"Porque la Ley (lo que estamos a punto de dar es una Ley de Dios, ideado por la Deidad en la eternidad pasada (1° Pedro 1:18-20); de hecho, esta Ley es 'El Orden Prescrito de Dios de la Victoria') del Espíritu (El Espíritu Santo, es decir, 'la manera en que opera El Espíritu') de Vida (toda la vida proviene de Cristo, pero por El Espíritu Santo [Juan 16:13-14]) en Cristo Jesús (todas las veces que Pablo usa este término, o uno de sus derivados, él está, sin falta, refiriéndose a lo que Cristo hizo en la Cruz, lo que hace esta 'vida' posible) me ha librado (me ha dado total Victoria) de la ley del pecado y de la muerte (Éstas son las dos Leyes más poderosas en el Universo; la 'Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús' sólo es más fuerte que la 'Ley del pecado y de la muerte'; si el Creyente intenta vivir para Dios de alguna manera diferente a la Fe en Cristo y la Cruz (Lo que Cristo hizo en la Cruz), está condenado a fracasar)" (Romanos 8:2).

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